Cómo elegir un televisor para videojuegos y a la vez para experiencias en contenido multimedia
Tradicionalmente, la elección de un televisor ha estado asociada a la elección de qué tipo de contenidos van a lucir mejor en su pantalla. Hace unos años, no era un conflicto realmente serio: experiencias lúdicas como el gaming no estaban tan logradas en cuanto a calidad de imagen y de sonido como las puramente multimedia, con la visualización de películas y series a la cabeza. Por tanto, la decisión de compra giraba, esencialmente, en torno a maximizar la calidad audiovisual.
Así, los parámetros que se tenían en cuenta para elegir una tele eran los que favorecían el disfrute de series, películas, documentales, actuaciones musicales o imágenes. Hablamos de la resolución, la compatibilidad con estándares HDR, como Dolby Vision, HDR10, HDR10+ o HLG, o la tecnología del panel. Para escenarios gaming, cualquier televisor cumplía básicamente su función, ya que las exigencias de las consolas de videojuegos y de los propios juegos no eran tan elevadas como las de los contenidos multimedia audiovisuales.
Los videojuegos aumentan su exigencia
Ahora, la situación ha cambiado. Los videojuegos y las consolas de videojuegos han aumentado el nivel de exigencia a la hora de adquirir un televisor, hasta el punto de ser incluso más elevado que el que tradicionalmente se asociaba al consumo de contenidos multimedia. Esta evolución ha ido de la mano de otro fenómeno que ha emergido en los últimos años: la convergencia entre el desarrollo de los videojuegos y la producción de contenidos multimedia.
Los efectos especiales han ido incrementando su presencia en las películas, primero, y series, después, así como su calidad. La clave radica en que los efectos especiales comparten gran parte de sus fundamentos tecnológicos con los métodos empleados para crear la acción en los videojuegos.
Los videojuegos son películas y las películas, videojuegos
La diferencia (una de ellas, aunque posiblemente la más significativa) radica en la interactividad de los videojuegos, donde la acción está determinada por las decisiones del jugador (dentro de un repertorio más o menos extenso de posibles decisiones, claro está).
En los efectos especiales, la acción está determinada por el guion de la película o la serie en cuestión. En ambos casos, los resultados finales van camino de la convergencia: los efectos especiales en las películas se asemejan de un modo espectacular a la acción “real”, mientras que los videojuegos se asemejan cada vez más a una película.
Para disfrutar de una experiencia óptima de juego, se necesita una pantalla a la altura en cuanto a tasa de frames, resolución, latencia, compatibilidad con estándares de imagen o de sonido o conectividad
Títulos como ‘Starfield’, ‘Cyberpunk 2077: Phantom Liberty’ o ‘God of War Ragnarök’ son algunos ejemplos de videojuegos capaces de rivalizar en calidad con la de efectos especiales de muchas películas o series. Y, para disfrutar de una experiencia óptima de juego, se necesita una pantalla a la altura de sus exigencias en cuanto a tasa de frames, resolución, latencia, compatibilidad con estándares de imagen o de sonido o conectividad.
Es esta convergencia la que está difuminando las fronteras entre la experiencia de disfrute de los videojuegos y la experiencia de disfrute de un contenido multimedia audiovisual. Y el punto de encuentro de ambas experiencias es, ni más ni menos, que el televisor.
A su vez, esta convergencia es la que está cambiando la forma de elegir un televisor de un modo significativo: ya no solo hay que fijarse en los parámetros que caracterizan una buena experiencia multimedia, sino que también hay que tener en cuenta las necesidades de los miembros de la familia que quieran jugar al máximo nivel.
Cómo elegir un televisor convergente
Llegados a este punto, tendremos que buscar un modelo de televisor que satisfaga todas las necesidades asociadas a un público “gamer”, cinéfilo”, “seriéfilo” e incluso “audiófilo”. En algunos casos, estas necesidades son compartidas por las diferentes audiencias. En otros, los límites estarán asociados a tecnologías como el panel y, en otros, el mayor nivel de exigencia vendrá por la parte “gamer”.
QLED, sin ir más lejos, es apropiada para un uso habitual y cotidiano en diferentes escenarios. Y es que el consumo aumenta de forma directamente proporcional al número de horas que está encendido. Y la tecnología QLED, con retroiluminación LED, es más económica que tecnologías como OLED.
QLED también ofrece una precisión de color muy elevada, óptima para apreciar tanto los detalles cromáticos de contenidos multimedia como los de los videojuegos.
Yendo a la tecnología LED, los requisitos más exigentes vienen en la parte de la tasa de refresco del panel o la compatibilidad con tecnologías que benefician en gran medida la calidad de la visualización de los juegos en un televisor, como FreeSync o VRR (Variable Refresh Rate). Es cierto que los televisores suelen incluir tecnologías como MEMC (Motion Estimation, Motion Compensation) o frecuencias de refresco elevadas, como 120 Hz, suficientes para el visionado de contenidos audiovisuales, pero no son suficientes para una experiencia gaming óptima.
El apartado del audio también es importante. El televisor debe contar con una tecnología de sonido solvente para evitar, en la medida de lo posible, depender de soluciones adicionales. El sonido es importante tanto para el disfrute de películas, series, documentales o conciertos, como para tener una experiencia gaming contundente.
La conectividad, en otro orden de cosas, es imprescindible en un escenario de uso convergente del televisor. Concretamente, HDMI está asociado a tecnologías como la activación automática del modo de baja latencia del televisor (ALLM) o la compatibilidad con HDMI 2.1, así como VRR 144 Hz. Esta tecnología permite que la tasa de refresco sea variable, adecuándose al ritmo de generación de frames por parte de la consola de videojuegos o el PC, para evitar que aparezcan cuadros cortados, por ejemplo. La tecnología FreeSync Premium de AMD está relacionada directamente con la sincronización de los frames generados por la consola o PC y la visualización de los mismos en el televisor.
Un ejemplo concreto: los televisores Hisense E7K PRO
Para ilustrar un caso práctico de elección de un televisor en el que no haya que elegir entre una experiencia multimedia óptima y una experiencia gaming a la altura de lo que exigen los juegos más exigentes del momento, podemos centrarnos en la familia de televisores E7K PRO de Hisense.
Fuente;xataka.com