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Ir a comer en helicóptero: un paseo en la nueva idea de Uber

 

 

 

El viaje comienza en el teléfono celular. Al abrir en la opción del UberCOPTER por primera vez, el cliente llega a una web donde se le piden datos básicos (teléfono, el CPF -documento brasileño de identificación fiscal-, peso de los equipajes…). Se recibe entonces un cálculo que lo que costará el vuelo: en el caso de EL PAÍS fueron 176 reales (54,15 dólares estadounidenses: 27,7 por cada viajante, reportera y fotógrafo, dado que el cobro es individual), y el tiempo que se tardará. En este caso, de la Avenida Haría Lima al Morumbi: unos 30 minutos.

 

 

Hecha la solicitud, el cliente recibe la llamada de un funcionario de Uber para que confirme el trayecto y el nombre de pasajeros. La reportera del EL PAÍS fue entonces informada de que, en pocos minutos, un conductor del UberBLACK (coche de lujo) pasaría para buscarla a ella y al fotógrafo y los llevaría hasta el helipuerto que hay en el hotel Blue Tree Itaim, relativamente cerca de donde emitimos la solicitud.

 

 

El servicio está limitado por la cantidad de helicópteros y, sobre todo, helipuertos de los que dispone este programa-piloto. El de Blue Tree Itaim es uno de los cinco helipuertos que hay en São Paulo, los cuales forman, junto a los cuatro aeropuertos de vuelos domésticos que hay en la ciudad, todos los puntos de salida y llegada de UberCopter aquí.

 

 

 

La tarifa se cobra individualmente, por pasajero, a ella hay que sumar el desplazamiento en coche hasta el helipuerto de partida (precio de UberBlack; es decir, de lujo). Como es de esperar, dependen del trayecto y la demanda que haya en ese momento.

 

 

 

La tarifa se cobra individualmente, por pasajero, a ella hay que sumar el desplazamiento en coche hasta el helipuerto de partida (precio de UberBlack; es decir, de lujo). Como es de esperar, dependen del trayecto y la demanda que haya en ese momento.

 

 

Entramos en el UberBlack a las 10.39 horas de la mañana de un lunes, cinco minutos después de la solicitud en el móvil. Entonces, la reportera recibió una segunda llamada, esta para confirmar el peso de los pasajeros (de esto depende que se dedique a este trayecto una nave u otra).

 

 

Un empleado nos recibe en la entrada del hotel y nos lleva a una sala de espera que hay en el piso más alto del edificio. Vemos a otros pasajeros aguardando a emabarcar. Los que se ven en la foto son los que se subieron al UberCopter para ir a comer.

 

Un empelado nos recibe en la entrada del hotel y nos lleva a una sala de espera que hay en el piso más alto del edificio. Vemos a otros pasajeros aguardando a emabrcar. Los que se ven en la foto son los que se subieron al UberCopter para ir a comer.

 

 

 

Sobre las once de la mañana, Uber volvió a llamar a la reportera para avisarle de que se había autorizado el vuelo para las 11.40 horas de la mañana (la solicitud se había hecho a las 10.34) y confirmar si los clientes podrían viajar en ese horario.

 

 

Según la funcionaria de Uber, aquel lunes estaba siendo más movido de lo normal y de ahí el retraso. Generalmente, las esperas no suelen pasar de media hora, explicó. Al colgar, la reportera recibe un SMS con más información: se subiría a un helicóptero de la compañía AirJet y el vuelo duraría unos tres minutos.

 

 

Según los funcionarios del Blue Tree Hotel, su helipuertos solía recibir, de media, unas cinco solicitudes diarias. La primera semana del servicio de UberCopter registraron más de 60 despegues y aterrizajse en el mismo día.

 

 

Según los funcionarios del Blue Tree Hotel, su helipuertos solía recibir, de media, unas cinco solicitudes diarias. La primera semana del servicio de UberCopter registraron más de 60 despegues y aterrizajse en el mismo día.

 

 

Los reporteros de EL PAÍS recibe el aviso de que deben subir al helipuerto a las 11.46 horas de la mañana (más de una hora después de haber hecho la solicitud). Un agente de seguridad nos acompaña hasta la puerta de la aeronave. A las 11.53 horas, despega.

 

 

El trayecto era de 10 kilómetros y llevó, en total, casi una hora y media: solo tres minutos de ese tiempo fueron de vuelo. En coche, el trayecto hubiera tardado unos 15 mintuos, 30 en hora punta siendo muy pesimistas. De haber usado UberX, el servicio de coche más económico de la aplicación, la carrera habría salido por 24 reales (7,38 dólares). En autobús público, el trayecto habría sido de 40 minutos y hubiera costado 3,80 reales.

 

 

A diferencia de los coches, en este servicio de Uber no hay tiempo para que al cliente se ofrezca agua, golosinas o el control de la radio. El comandante, de nombre Júnior, nos pidió a todos que nos pusiéramos unos auriculares en los oídos nos ayudó a abrocharnos los cinturones. Tras intercambiar datos con la torre de control, dejamos atrás el hotel. El viajie fue tranquilo.

 

 

Desde la aplicación avisan que aún están estudiando la mejor forma de hacer que el servicio funcione en la ciudad: tienen que justificar una diferencia de precio considerable(entre 2.500 -769 dólares- y 3.500 reales -1.076 dólares). En la imagen, Domingos, que trabaja en el Hotel Blue Tree Tower desde hace siete años, en el helipuerto del edificio.

 

 

 

Aún no hay nada decidido sobre la continuidad de UberCopter en São Paulo una vez termine el proyecto piloto. Al cierre de este reportaje, la empresa aún no había enviado por correo electrónico el valor del trayecto.

 

 

 

Aún no hay nada decidido sobre la continuidad de UberCopter en São Paulo una vez termine el proyecto piloto. Al cierre de este reportaje, la empresa aún no había enviado por correo electrónico el valor del trayecto.

 

Según Arthur Fioratti, de la Asociación Brasileña de los Pilotos de Helicóptero (Abraphe), la aplicación está manejando precios irreales para democratizar el helicóptero. «Está claro que hay un subsidio de los fabricantes para que esta operación funcione», explica. «Esto es un globo sonda para calcular la demanda de la ciudad. Si quisieran apostar en firme, tendrían que subir los precios».

 

 

 

 

 

 

 

Fuente:elpais.com

Author

Jorge Vega