‘Kin’: Netflix rescata una singular pieza de ciencia-ficción juvenil y nostálgica de uno de los productores de ‘Stranger Things’
Siendo ‘Kin’ una película muy orgullosa de sus referentes, algo extremadamente obvios como veremos, es muy posible que no conozcas su precedente más claro. Se trata de una película de serie B (tirando a serie C) producida por Charles Band en 1978 antes de montar su emporio del fantástico videoclubero Empire. Se tituló ‘Laserblast’, aunque aquí recibió el mucho más espectacular título de ‘El rayo destructor del planeta desconocido’.
En ella, un chaval se encontraba un arma alienígena de poder devastador que utilizaba, básicamente, para practicar tiro al blanco y justificar un par de atracos de poca monta. Pero los genuinos dueños del arma (un par de extraterrestres deliciosamente animados en stop-motion por el gran David Allen) se lanzan a recuperar lo que es suyo, mientras que nuestro héroe va mutando en un ser horrendo a causa de la energía que le extirpa el arma.
No todos estos elementos aparecen en ‘Kin’, pero sí muchos de ellos: el arma alienígena, los seres de otro planeta/dimensión que quieren recuperarla, el tiro al blanco y la huida hacia adelante en una película con simpática estructura de road movie. Oficialmente, sin embargo, el origen de la película está en un cortometraje, ‘Bag Man’, cuyo éxito propició que sus directores, Jonathan y Joss estrecha que se teje entre los hermanos en constante huída.
Dos (y un pistolón) en la carretera
El espectador que espere tiroteos interminables entre un par de fugitivos juveniles y las fuerzas del orden no va a ver enteramente satisfechas sus necesidades de ruido y furia. ‘Kin‘ prefiere entretenerse en una historia de maduración bastante clásica. De hecho (y quizás porque su productor es Shawn Levy, también de ‘Stranger Things’ y ‘La llamada’), la película de los Baker tiene un ritmo y sabor muy de los ochenta.
Y no solo por su devoción por los neones y por determinados hitos de los noventa (‘Kin’ está entregada a los homenajes a James Cameron: Eli juega a una recreativa de ‘Terminator 2’, el estado ficticio al que van se llama Sulaco y el clímax recuerda muy mucho a una de las escenas más conocidas de la primera ‘Terminator’). Lo mejor de ‘Kin’, sin duda, es que recupera ese equilibrio entre acción, emoción, estética y chorrada tan propio del cine comercial de la década.
Es cierto que ‘Kin’ no siempre está bien equilibrada: el interludio en el club de strip-tease y algunas de sus derivadas no son especialmente interesantes, y pese a la buena labor de Zoë Kravitz y la sencillez con la que compone un personaje empático y con matices, el ritmo de road movie loca se dispersa un poco. Con todo, la mezcla de drama y acción está bien dosificada y la película se siente como algo más compacto que una mera sucesión de rayos de colores.
A ello se suma la excelente labor de los secundarios (Dennis Quaid y James Franco al frente), que otorgan un empaque al conjunto muy considerable. El resultado, pese a sus problemas -otro: los dos sugestivos cazadores aliens, completamente infraexplotados, quizás porque ‘Kin’ nunca quiere convertirse en un clon de ‘Terminator-‘, es una notable pieza de ciencia-ficción para todos los públicos.
Pieza que, eso sí, acaba parcialmente abierta, posiblemente porque quería convertirse en el arranque de una saga que nunca llegó a verse continuada debido a un injusto fracaso de taquilla. Una pena, pero ahora por suerte podemos recuperarla en Netflix, donde con toda lógica se ha convertido en una de las películas más vistas del momento.
Fuente: xataka.com